Subirán, al exjefe de la Policía Local: "yo cuando muerdo soy como un perro de presa, no suelto"

Esther Ballesteros | 13/01/2020

Apenas cuatro meses antes de que estallasen los prolegómenos de lo que se acabaría convirtiendo en el caso Cursach, el fiscal Miguel Ángel Subirán quiso, presuntamente, granjearse el favor de la Policía Local de Palma. No podía dormir por las noches. El motivo, el ruido generado por los aparatos de aire acondicionado que daban a su dormitorio. Necesitaba que el Cuerpo agilizase los trámites para poner coto a tan incómoda situación.

Quien así lo narra es el exjefe de la Policía Local Antoni Vera, quien, durante una comparecencia en dependencias policiales el pasado mes de septiembre, explicó de qué forma entró en contacto con él Subirán y, posteriormente, cómo acabo siendo "víctima de una persecución por parte del fiscal" en el marco del caso Cursach.

Durante su declaración, a cuya transcripción ha tenido acceso Crónica Balear, Vera recordó que un oficial le comentó que Subirán, "muy cabreado y muy nervioso", quería hablar con él a cuenta de su problema con el aire acondicionado. Tal era el enojo del fiscal que el exintendente decidió finalmente citarle a un encuentro en su despacho de San Fernando. Era el 24 de junio de 2013.

Una vez allí, solos y a puerta cerrada, Subirán tomó asiento y le preguntó si sabía quién era, advirtiéndole acto seguido: "yo cuando muerdo soy como un perro de presa, no suelto". Estaba planteando denunciarles por "inactividad" al no solucionar las molestias que sufría por las noches. Ante el tono empleado por el fiscal, Vera aseguró sentirse "coaccionado" e "intimidado".

"Traté de calmarle, hacerle entender que estas quejas requieren unos plazos, pero él decía que estos ya se habían incumplido y que incluso se había tenido que ir de su casa seis meses porque no podía dormir", relató el declarante.

Vera pidió entonces a otro mando que, personalmente, se ocupase de este asunto, fuese a hablar con el responsable de la oficina en la que estaban instalados los aparatos de aire acondicionado y le fuese informando de los avances. Con estos datos, el exjefe de la Policía Local iría explicando puntualmente al fiscal cómo evolucionaban los trámites, como así hizo a través de llamadas y mensajes de texto.

Pese a ello, Vera supo días después que Subirán se había personado de nuevo en el cuartel, donde rellenó unos impresos de queja en los que resaltó, en mayúsculas, la palabra "inactividad". "Di por hecho que me iba a denunciar a pesar del trato de favor que me había exigido como jefe de la Policía Local y que se le estaba dando", recuerda el exintendente. La última llamada que ambos se cruzaron fue el 3 de julio, cuando Subirán le comentó que ya habían sustituido los aparatos de aire acondicionado.

Subirán se querella contra varios policías locales

Sin embargo, no pasaría mucho tiempo para que volvieran a verse las caras. A mediados de octubre, según tuvo conocimiento Vera, el fiscal interpuso una querella contra varios policías locales entre los que él figuraba. Les acusaba de haberse concertado para beneficiar a varios agentes con su ascenso a oficiales.

"Al tener acceso a las diligencias, fue cuando descubrí que el fiscal que estaba llevando el caso era Miguel Ángel Subirán", asevera el exmando, sorprendido por el hecho de que aquél no se inhibiese de las pesquisas a raíz de lo sucedido semanas antes en su despacho.

Fue el inicio de una pesadilla en la que Subirán aparecería una y otra vez, a la par que irían en aumento las denuncias contra Vera. El exmando fue incluso mencionado de forma incriminatoria por Subirán en un juicio por una supuesta agresión a un detenido cuando él, alegaba, ya ni siquiera era jefe de la Policía Local y tampoco se sentaba en el banquillo por estos hechos. Esta circunstancia le llevó a remitir un escrito a la entonces regidora de Seguridad Ciudadana, Angélica Pastor, en el que le pedía que explicase que ya no ostentaba tal cargo en el momento de los hechos. Nunca obtuvo respuesta.

Las acusaciones de la testigo 31, "completamente falsas"

A lo largo de su comparecencia en sede policial, Vera se defendió, asimismo, de las acusaciones vertidas contra él por la testigo protegida número 31 del caso Cursach. Entre tales inculpaciones, las de haber recibido sobres con dinero del empresario Miguel Pascual -a quien Vera asegura "no conocer de nada"- y haber participado en orgías sufragadas por aquél y por Cursach en unas propiedades "a las que no había acudido en mi vida".

Unas acusaciones sobre las que la propia testigo arrojaría posteriormente numerosas contradicciones y que el exintentente, al igual que otros investigados por estos hechos, considera "completamente falsas". "No he conocido nunca a la testigo protegida 31, nunca he recibido sobres con dinero de ningún empresario ni de nadie, no he ido a fiestas con prostitutas, no me he drogado nunca...", asegura tajante.

"Desde el primer momento, siempre he relacionado esta acusación con la campaña de acoso contra mi persona realizada por el fiscal Subirán", sentencia Vera. No en vano, durante su declaración en dependencias policiales quiso dejar constancia de la "persecución" a la que cree haber sido sometido. "Ha tratado por todos los medios de aplastarme judicialmente en base a hechos que son falsos".

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