¿Qué hacer si la hija adolescente se queda embarazada?

Ana M Longo | 07/06/2020

Conocer la noticia de que una hija adolescente se ha quedado embarazada resulta impactante a la vez que aterrador. No es algo que a muchos padres les guste descubrir. Pese a la dureza inicial, no es poco frecuente. España dista de Estados Unidos respecto a las impactantes cifras en embarazos entre menores. Sin embargo, hay muchos también.

En nuestro país, en 2017 se hablaba aproximadamente de unas 300 niñas alrededor de 15 años, según el Instituto Nacional de Estadística, INE. En 2018 la cifra se elevó considerablemente. No hay que olvidar que en nuestro Código Penal está tipificado como edad de consentimiento los dieciséis años. La OMS también en 2011 publicó unas pautas para prevenir los embarazos precoces. Hoy en día hay muchas más información que años anteriores.

La hija adolescente comunica que está embarazada

Cuando la hija adolescente decide contar de su embarazo hay que procurar comprender, escuchar y colaborar. No resultará fácil para un padre pasar por el anuncio. Lo más probable es que inunde el desconcierto, la desilusión y la rabia. No obstante, hay tranquilizarse y poner de su parte para que la adolescente no llegue a frustrarse, sentirse desamparada y rechace -contrariamente a sus deseos- el embarazo.

El embarazo ha podido producirse con una pareja o con alguien de una sola noche, lo más probable de forma accidental. En la adolescencia los jóvenes salen y pueden seguir actitudes poco responsables que posteriormente acarreen serias consecuencias. Las charlas e información previas seguro que han llegado. Sin embargo, en ocasiones no resultan suficientes.

La joven embarazada se encuentra todavía en fase evolutiva y probablemente opte por convertirse en madre. Son muchos los casos en los que la joven que decide tener al bebé lo hace desvinculándose de su pasado más juvenil y madura a pasos agigantados anteponiendo su faceta de madre ante todo. En estos supuestos la familia se siente orgullosa, lo apoya y deje de sentir la desilusión inicial.

No obstante, también es frecuente que la hija oculte su embarazo precisamente por el miedo a la reacción de sus padres o familiares más allegados. Por lo tanto, mantener la calma y apoyar en la medida de lo posible a la hija debe resultar una línea que prevalezca por encima de los propios deseos.

Los miedos de los padres

 La rutina y el modo de hacer familiar se ve truncado repentinamente. Los miembros de la familia entienden que todo va a dar un vuelco a gran escala, les embargan mil dudas y temores. Un batiburrillo de emociones recorre a los padres y pese a necesitar un prudencial tiempo inicial, hay que actuar con entereza y determinación.

Como padres no hay que pensarse mala persona por sentir terror y no saber cómo afrontar una situación así. Los padres no están preparados para algo tan fuera de lo natural y se sienten perdidos. Pese al rechazo del primer instante y la conmoción, no tiene ningún valor culpabilizarse o a la hija embarazada. Ella es una menor carente todavía de una autonomía demostrada y que seguramente necesite de los cuidados y protección de los padres a todos los niveles, sobre todo económicos.

Más hoy en día, es muy difícil que una adolescente –seguramente estudiando- se plantee vivir por cuenta propia y mantenerse sola. La joven adolescente se sentirá muy asustada por enfrentarse a sus padres, asumir la situación y preocuparse de su futuro. Puede darse el caso de que tenga el apoyo de su pareja o se encuentre totalmente sola en un embarazo no deseado. En esta última situación necesita mucho más de su familia.

Como familia, a partir de ahora, hay que demostrar que ella se convierte en la principal necesidad y existirá comunicación y trabajo en equipo. La adolescente si va a convertirse en madre necesita referentes y apoyos diarios y constantes.

 El mejor modo de proceder con la hija

Perder los nervios y bloquearse no va a ayudar a la hija. Estar embarazada a tan corta edad necesita de seguimiento y atenciones específicas. Por lo tanto, los padres deben servir de guía a la adolescente. Demostrar el cariño dará fuerza a la hija. Es ella la que en un primer momento se dará cuenta de que todo dependerá de su decisión y su vida no volverá a resultar igual.

Planes, ilusiones, ideas que tenía en mente se ven truncadas repentinamente. Hay temas que arreglar y cuestiones que zanjar, dado el caso. No es momento de darse cabezazos y pensar en lo que podía haber sido. Ahora es el momento de actuar y pensar en la embarazada y el bebé.

La adolescente necesitará comprensión, no intensidad y reproches. Saber que sus padres están ahí y la apoyarán decida lo que decida. Ella debe tener la última palabra y no es conveniente presionarla o imponer la decisión sobre la de ella. Lo primero es dar respuestas, que la hija pueda desahogarse y exponer sus ideas. A continuación, se le puede aconsejar como personas que desean su bienestar.

Y tras este momento, con la decisión bastante clara hay que pensar en lo que viene después, en cómo afectará a su día a día, la parte laboral y económica, los planes futuros y la etapa que estaba viviendo, es decir, sus estudios, sus momentos de ocio… En el caso de decidir continuar con el embarazo, lo importante es llevar el control médico procedente y velar por la propia salud. Los embarazos en la adolescente presentan riesgos, con lo que hay que ser responsable.

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