Mujer y hombre, distintos pero complementarios: balance anual

Ana M Longo | 07/01/2020

Se acaba un año especial en cuanto a la lucha de la mujer por hacerse valer en diversos ámbitos de la sociedad. El empoderamiento y el rechazo a los actos violentos y agresiones a los que se ha visto sometida han sido mensajes que muchos han apoyado. El hombre también ha estado ahí en un plano de cooperación y con la mente abierta. En la sombra la ha mirado, censurando situaciones que atenten contra ella y la infravaloren y ha salido a manifestarse sujetándole la mano. Ambos son distintos pero complementarios.

Hombre y mujer son diferentes, esa es la gran suerte. Unidos pueden hacer muchas y muy buenas cosas. La lucha será menos cruenta si reman en la misma dirección y por los mismos intereses. La mujer necesita apoyo social y ayuda particular de quien afronta las mismas situaciones que ella.

No todos los hombres son iguales y no todos miran hacia otro lado ante temas que denigran a la mujer. Tanto uno como otro siempre han tenido que trabajar por lograr un puesto de relevancia. La mujer lo ha tenido peor pero su fortaleza mental y sus ganas de cambio son infinitas.

El rol de la mujer frente al hombre

Siglo tras siglo han existido referentes femeninos que han logrado que el papel de la mujer deje de asociarse exclusivamente al cuidado del hogar y los hijos. En la actualidad no solamente el hombre sale a "buscar comida" para su familia. La mujer también es la figura principal que puede, como el hombre, sufragar las necesidades de las personas que tiene a su cargo.

La situación para la mujer ha evolucionado tras el siglo XX. La mujer logró adentrarse en el mundo laboral y hoy en día trabaja fuera de casa como el hombre, aunque con limitaciones. La mujer se valora más y desoye comentarios poco realistas. Tiene ganas de lograr sus objetivos profesionales y realizarse más allá de su faceta como madre y logra una independencia económica para hacer lo que desea en la vida sin depender de la aprobación de otros.

El hombre es hábil en muchas tareas y la mujer tiene la inteligencia y el saber estar para, pese a ser diferente a él, destacar igualmente. La mujer se hace notar dentro y fuera de casa. Sin embargo, se da un valor excesivo o casi único al trabajo de fuera. Realizar labores en el hogar es duro y sigue si alcanzar el mérito correspondiente. Es por esto que quienes deciden seguir en casa educando a los hijos y cumpliendo las tareas diariamente merecen la misma consideración que las demás.

El plano profesional de la mujer y madre

Hoy en día es difícil ejercer la labor de madre y de profesional en su totalidad y al mismo tiempo. Por norma general es la madre quien pospone temporalmente su actividad profesional para cuidar a sus hijos, más aún si da pecho. Cuando el hijo va al colegio o a la guardería suele retomar su parcela personal. Los permisos de maternidad y paternidad siguen siendo escasos para disfrutar del hijo en sus primeros años de vida.

En estos casos la madre se siente culpable y sola porque no quiere dejar a su hijo. En muchas ocasiones pierde su puesto de trabajo y debe delegar en el plano económico en el hombre. En la mujer el empoderamiento de aspecto económico todavía no se ha logrado y debe ser un trabajo en el que todos tengan una activa participación. La mujer no debe prescindir de las increíbles cualidades que posee para que la acepten, sino demostrar de lo que es capaz sin ser hombre.

Desigualdades de género

Siguen existiendo desigualdades de género. Pese a que el año recientemente concluido marcó un antes y un después en los movimientos feministas, por la dignidad de la mujer y el gran apoyo social, no hay que bajar la guardia. El hombre en un gran porcentaje apoya estas actividades y tiende la mano al cambio. Las niñas que llegan al mundo merecen un lugar más cómodo y tolerante. Desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprueban la lucha y abogan por conseguir la igualdad entre hombres y mujeres para el 2030.

La mujer es inteligente, sensible, carismática, intuitiva y logra muchos éxitos. Trabaja duro y da todo de sí. Tiene una gran capacidad de organización que la hace única e incansable y a pesar de ello continúa sin alcanzar, en muchas ocasiones, el puesto de honor que le corresponde. Por eso hay que combatir para que la remuneración de la mujer sea la justa y la misma que la de un hombre cuando realizan el mismo trabajo.

No solo se busca la igualdad económica porque corresponde para hacer valer los derechos humanos sino porque eso supondría asentar la base económica y social de una familia. La mujer también se convierte en el pilar fundamental para mantener a su familia e hijos. La capacidad de decisión, liderazgo y control de gastos suele ser más coherente en la mujer. Ella piensa e invierte convenientemente en educación o en salud teniendo presentes a sus hijos. Todo esto afectará a que se sitúe en un lugar cómodo en la sociedad y en su grupo de iguales.

La mujer fuera de casa

En la Segunda Guerra Mundial hombres y mujeres debían colaborar conjuntamente para mantener a sus familias. Las mujeres deseaban ser reconocidas pero el hombre, pese a necesitar a la mujer, estaba receloso y no le daba su lugar ni el reconocimiento justo. Todavía hoy, a días de haber comenzado el año 2020, sigue sin distinguirse la labor tan completa que ha realizado y realiza cada día la mujer.

Decir que la mujer y madre no tiene apenas tiempo libre es una obviedad. Con esto no pretende leerse que el hombre no posea un papel importante como padre, profesional y amo de casa. Lo que es cierto es que el rol del hombre está asentado y valorado y no tanto el de la mujer. Ella sigue considerándose como la persona que debe batallar de un modo incansable para que se la reconozca por su profesionalidad y salir del cliché de encargada del hogar y los hijos, porque pese a trabajar fuera de casa sigue siendo así.

Ante hechos y datos no hay discusión. Ayer 6 de enero, día de Reyes, se contabilizaron las dos primeras víctimas de la violencia machista, madre e hija de tres años. Sin duda alguna, el regalo más devastador para una familia. La mujer acepta un conjunto de roles pero falta que se sume el respeto al esfuerzo que produce.

Hombre y mujer aportan a la sociedad

Hombre y mujer son distintos. No obstante, son seres humanos complementarios que podrían componer un ideal de persona. Cuando una pareja de hombre y mujer se encuentran, observan y descubren sus diferencias. Hay mujeres que son muy sensibles y logran exponer sus quejas y hablar de sus temores y hombres que no consiguen comunicar lo que sienten y no perciben ciertos estados anímicos de quienes tienen al lado.

Respeto es lo que la sociedad necesita. En este caso referido al género. A pie de calle es necesaria la tolerancia hacia la diversidad y aprender a convivir y compartir. La mujer es inteligente, sabia y de verdad. Muchas veces se guía por el corazón y no falla en sus decisiones. El hombre puede resultar más calculador e introvertido. Ambos trabajan por el futuro y colaboran en que el legado sea óptimo. Sus hijos son lo más importante y ellos resultarán su referente. Si el menor ve actitudes reprobables repetirá patrones de conducta cuando sea adulto.

El hombre abre los ojos ante la lucha de la mujer

Todas las mujeres pueden trabajar por los derechos de otras mujeres con ayuda del hombre y sin llegar al feminismo más cerrado y oscuro. La unión de diferentes colectivos que piden conseguir un mismo punto puede dar resultado. El hombre que acompaña a la mujer, la valora, la defiende o denuncia determinados actos presenciados públicamente o por intuición, abrirá un debate y asentará un camino.

El fanatismo no es bueno en ningún ámbito y para ninguna lucha. Muchos hombres están aprendiendo a pasos agigantados que el dolor y el sufrimiento al que se venía sometiendo a las mujeres es real. La mujer no es feliz cuando se levanta a servir al resto de los comensales y se queda sin comer o cuando limpia toda la casa un sábado o domingo por la mañana.

Son ideas absurdas que pretenda justificarse que la madre es buena madre dejando su trabajo y que lo hace porque quiere. Puede ser así pero también es una obligación para ella. Las mujeres han arrastrado comportamientos que no querían interiorizar o se han callado por miedo y vergüenza. El año pasado muchas mujeres han explotado y los hombres han abierto los ojos del todo.

El papel del hombre de esta época es el de alzar la voz ante las injusticias y no callar ni permitir a la mujer no denunciar. El hombre debe acompañar y defender las injusticias. Hay que intentar eliminar el lenguaje machista, las actitudes fuera de lugar hacia las mujeres y censurar acciones violentas. Deben destruirse las "manadas" y erradicar cualquier tipo de discriminación. La mujer debe poder correr sin huir mirando atrás. La mujer no es una presa ni desea ser una víctima. Ella camina para poder vivir en paz y sin que la juzguen por sus logros.

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