Miles de inmigrantes pasan la noche al raso tras la destrucción del campo de Moria

EP | 10/09/2020

Socrates Baltagiannis /DPA
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Miles de inmigrantes y refugiados han pasado al raso la noche tras los incendios que destruyeron 24 horas antes el campo de Moria, situado en la isla griega de Lesbos y residencia de más de 12.000 personas, para las que ahora el Gobierno de Grecia, la Comisión Europea y Naciones Unidas intentan buscar una solución definitiva.

El Gobierno de Kiriakos Mitsotakis declaró el miércoles el estado de emergencia en toda la islas de Lesbos durante cuatro meses y la vigilancia policial se ha reforzado en las inmediaciones de Moria para impedir contactos entre la población local y los inmigrantes y evitar nuevos altercados, según la cadena ERT. Algunos medios informan del uso de gas lacrimógeno por parte de la Policía.

Delegaciones del Ejecutivo griego y de la Comisión Europea ha anunciado sendas visitas a la zona para analizar lo ocurrido desde la 'zona cero', que el miércoles registró unos devastadores incendios provocados supuestamente por los propios inmigrantes tras la orden de aislar a más de una treintena de contagiados por coronavirus, según la hipótesis barajada por las autoridades locales.

También se han registrado nuevos fuegos este jueves de madrugada. El responsable del programa de salud mental de MSF, Marío López Alba, ha asegurado en un mensaje que estos incendios "han calcinado las pocas partes que quedaban en pie del campo de refugiados, inmigrantes y solicitantes de asilo" y han provocado "que muchas personas hayan huido de nuevo a zonas en teoría más seguras".

"Nos llegan noticias de que todas las personas que huyeron anoche del campo de Moria han dormido al raso en la colina o a lo largo de la carretera. Los padres nos cuentan que los niños están muy asustados y que ellos están muy preocupados porque no logran ni siquiera cubrir las necesidades más básicas", ha lamentado López Alba.

EVACUACIÓN DE MENORES

Más de 12.000 personas vivían en Moria, pese a que el campo se diseñó en un principio para acoger a unos 2.500. Unos 4.000 de estos inmigrantes son niños, aunque los primeros esfuerzos se han centrado en resolver la situación de unos 400 menores no acompañados.

El Gobierno griego y la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), con el apoyo de la Comisión Europea, han coordinado entre el miércoles por la noche y este jueves por la mañana la evacuación de 406 menores no acompañados. Han fletado un total de tres vuelos para el traslado de estos niños a la parte continental.

Las autoridades han gestionado también con una empresa privada un ferri con capacidad para unas 1.000 personas, aquellas consideradas más vulnerables, mientras que la Armada también enviará dos barcos que harán igualmente las veces de alojamiento temporal.

El portavoz del Gobierno, Stelios Petsas, ha querido mandar un mensaje "claro" a los inmigrantes, para advertir de que no habrá más evacuaciones desde Lesbos: "No os iréis de la isla por el fuego. Ya podéis olvidarlo". El Ministerio de Migración ha subrayado en un comunicado que "no se aceptará el chantaje".

El Ejecutivo, no obstante, ha descartado levantar un nuevo campamento sobre las cenizas del de Moria y prepara, a medio plazo, la instalación de un nuevo centro de recepción cerrado. El gobernador de la región de Egeo Septentrional, Costas Motuzoris, ha insistido en que "la única solución realista es sacarlos de la isla".

EL PAPEL DE LA UE

La Comisión Europea ha abierto la puerta a estudiar opciones y países como Alemania y Francia han llamado a coordinar mecanismos de ayuda, después de que todas las ONG presentes en la zona hayan atribuido la tragedia precisamente a la falta de solidaridad por parte del conjunto de la UE.

La experta en desplazamientos de Médicos Sin Fronteras (MSF) Aurelie Ponthieu ha denunciado que "el sufrimiento y la violencia provocados por las políticas migratorias europeas y griegas son los verdaderos culpables del incendio". "Esperamos que de las cenizas de este fuego no renazca el mismo sistema inhumano de contención que estaba vigente hasta ahora en Moria", ha reclamado.

A la incertidumbre asociada a vivir en Moria, sin perspectiva de salida a corto plazo, se han sumado también en estos últimos meses las restricciones derivadas de la pandemia de la COVID-19, llevadas al extremo en esta última semana tras la confirmación de más de una treintena de casos. Las autoridades prevén realizar 19.000 pruebas de coronavirus en la isla en los próximos días, según la agencia DPA.

"¿Cómo pueden las autoridades mantener confinadas en condiciones inhumanas a 12.000 personas y decirles, al mismo tiempo, que tienen que respetar el distanciamiento físico y que tienen que hacer cola incluso para recibir un poco de comida todos los días? ¿Cómo pueden esperar que confíen en ellos cuando implementan restricciones de movimiento totalmente extremas a todos los habitantes del campo usando el pretexto de la COVID-19?", ha plantrado Ponthieu.

Su compañero Marío López Alba coincide en que la tragedia "no ha pillado por sorpresa". "Llevábamos avisando meses, incluso años, que podía llegar a ocurrir una catástrofe de estas dimensiones. Especialmente durante los últimos meses, estábamos alertando de que la situación se estaba volviendo insostenible, ha añadido, reclamando que ahora por lo menos haya "una respuesta coordinada, humana y eficaz por parte de todas las autoridades competentes".

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