Luchando por sobrevivir ante la creciente violencia en el norte de Mozambique

Redacción | 16/11/2020

Fabio de Sousa. - Ayuda en Acción

La espiral de violencia en la que está sumida en las últimas semanas la provincia de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique, con ataques cada vez más frecuentes de los islamistas, no solo está provocando un fuerte éxodo de personas en busca de seguridad sino que está dejando a la población luchando por su supervivencia, con una asistencia que no cubre todas las necesidades ni llega a todas las zonas.

El número de personas necesitadas de ayuda y de desplazados se ha disparado este año, en particular a partir de marzo, cuando Estado Islámico en África Central (ISCA), el grupo que ha venido reivindicando en general los ataques en la zona desde mediados de 2019, intensificó sus acciones. Además, actualmente controla la ciudad de Mocimboa da Praia.

"La gente está luchando por su supervivencia. Necesitan de todo: comida, agua, cobijo, bienes de primera necesidad y apoyo para evitar la COVID-19", resume la directora de Oxfam en Mozambique, Rotafina Donco, en declaraciones a Europa Press. "Estamos ante una de las mayores crisis humanitarias, muy compleja y con actores humanitarios insuficientes", subraya.

La coordinadora de Ayuda Humanitaria en Ayuda en Acción Mozambique, Sophia Buller, coincide en su lectura de lo difícil de la situación en Cabo Delgado. "Lamentablemente todavía estamos lejos de cubrir las crecientes necesidades aunque estamos incrementando esfuerzos lo más rápido posible", explica a Europa Press.

Además, a nivel internacional "el conflicto solo está empezando ahora a generar concienciación y está empezando a aparecer en la agenda" por lo que las organizaciones humanitarias "aún tenemos fondos limitados para responder a estas necesidades crecientes".

Aunque las agencias de la ONU y las ONG en la región están "haciendo un gran esfuerzo, no es suficiente si tenemos en cuenta que cada día más de 1.000 personas llegan a la ciudad de Pemba", acota por su parte la responsable de Oxfam. Algunos de ellos, incluidos niños, lo hacen tras caminar más de 100 kilómetros, "sin comida, agua o cobijo", mientras que otros lo hacen en barco, precisa.

MILES DE DESPLAZADOS LLEGAN A PEMBA

La ciudad de Pemba se ha convertido en las últimas semanas en el principal lugar de destino de quienes huyen de las acciones de los islamistas. Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en la segunda mitad de octubre llegaron hasta ella al menos 219 embarcaciones con 11.280 personas, casi la mitad de ellas niños, incluidos algunos menores no acompañados.

En total, desde mediados de octubre, han llegado casi 14.400 personas a la playa de Paquitequete, en general desde los distritos de Macomia, Quissanga y la isla de Ibo. "Cientos viven en la playa en condiciones precarias y necesitan urgentemente agua potable", explicó este viernes el portavoz de ACNUR, Babar Baloch. "La gente también se enfrenta a una falta de higiene y saneamiento, así como a hacinamiento", precisó.

En muchos casos, los desplazados se alojan con familias de acogida, mientras que otros se instalan en centros de alojamiento temporal, si bien no todos permanecen en Pemba, sino que algunos siguen su viaje desde esta ciudad hacia otras zonas de Cabo Delgado o hacia otras provincias.

"Muchos de los desplazados tuvieron que abandonar sus casas de forma muy repentina y a pie y dejaron atrás todas sus pertenencias", resalta la responsable de Ayuda en Acción. "Han perdido sus hogares, sus medios de vida y su sensación de seguridad", de ahí que en general necesitan prácticamente de todo, pero principalmente comida, agua y cobijo.

El hecho de que se tengan que hacinar en casas de familias de acogida o en los pocos centros temporales que hay "provoca una situación muy frágil que exacerba las ya problemáticas condiciones de protección", destaca Buller, a lo que se añade la pandemia de coronavirus, que ha golpeado con particular virulencia Cabo Delgado. "Es muy difícil cumplir con las medidas de protección en estas condiciones de vida", reconoce.

CONDICIONES DE VIDA DIGNAS

Ayuda en Acción se ha marcado como objetivo el devolver "unas condiciones de vida dignas" tanto para los desplazados como para quienes los acogen, puesto que "la situación actual es caldo de cultivo para violencia, especialmente de género, y para una dependencia a largo plazo en la ayuda exterior". No obstante, "es todo un desafío responder al mismo tiempo a las necesidades inmediatas de los recién llegados al tiempo que se restablece un cierto tipo de normalidad y un sentido de seguridad".

Los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) que trabajan en Cabo Delgado se encuentran principalmente con muchos casos de malaria, sobre todo entre niños. "Algunos días el 90 por ciento de los test son positivos", indica a Europa Press Joaquim Guinart, coordinador de proyecto de la ONG en la provincia mozambiqueña, recordando que ya antes de esta emergencia había "indicadores críticos" en materia de desnutrición así como brotes de malaria y cólera.

Igualmente atienden infecciones del tracto respiratorio relacionadas con el hecho de que las personas viven concentradas y duermen en muchos casos al raso, así como diarreas resultado de consumir agua contaminada puesto que en algunas zonas el acceso a agua segura no es posible. Además, precisa, también han detectado "casos sospechosos de sarampión" que atribuye al hecho de que la inseguridad está impidiendo llevar a cabo la vacunación prevista.

PREOCUPACIÓN RESPECTO AL FUTURO 

Entre las ONG que trabajan en Cabo Delgado preocupa, además de los obstáculos que las restricciones por la pandemia está suponiendo para su labor sobre todo en lo relativo a personal expatriado, los problemas de acceso. Algunas zonas son inaccesibles debido a la presencia de los yihadistas --MSF tuvo que retirarse en marzo de Macomia y Mocimboa da Praia a raíz de ataques--, lo que impide tener una imagen clara de la situación en ellos.

En los últimos días, los ataques de ISCA han estado centrados principalmente en el distrito de Muidumbe, donde los yihadistas han decapitado a decenas de personas, incluidos niños, y se teme que su objetivo sea hacerse con el control del mismo, lo que dificultaría aún más el acceso de las ONG al extremo norte de la provincia, en particular al distrito de Palma, que se encuentra prácticamente aislado.

Así las cosas, los tres coinciden en que en el contexto actual y con lo fluida que es la situación, resulta difícil hacer predicciones de cómo evolucionará todo. En el caso de MSF, apuestan por ir viendo "semana por semana" dónde se puede trabajar y qué se puede hacer en cada momento e irse adaptando a las circunstancias.

"La situación es desalentadora y no sabemos lo que nos deparará el mañana mientras siguen los ataques, la gente sigue siendo asesinada caprichosamente y miles huyen de sus lugares de origen a diario", admite la directora de Oxfam en Mozambique.

Por su parte, la responsable de Ayuda en Acción acota que "si miramos a la tendencia del último año o así, parece que el número de desplazados seguirá aumentando rápidamente". "Tendremos que ser creativos en nuestra respuesta y fomentar soluciones más sostenibles ya que se está haciendo imposible apoyar a todos los desplazados, sin olvidar a quienes les acogen", remacha.

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