Los abuelos: un soporte emocional para el niño

Ana M Longo | 02/01/2020

Los abuelos siempre han tenido un papel importante dentro de la actividad familiar y de cara al trato con el niño. No obstante, desde hace unos años, y sobre todo más por necesidad, son parte imprescindible para la vida diaria del niño, y en consecuencia suponen un soporte emocional para él.

Hoy, más que nunca, los padres necesitan la ayuda de los abuelos para poder llevar una vida separada del niño por motivos laborales o para hacerse cargo de algunas tareas importantes. Antiguamente era bastante improbable que la madre trabajase fuera de casa, con lo cual podía educar a sus hijos sola. Asimismo la cultura familiar era más arraigada y era frecuente que en una misma casa conviviesen abuelos, padres e hijos.

El soporte emocional del niño

El vínculo afectivo del niño con los abuelos es muy fuerte. Los pequeños encuentran en sus abuelos a sus segundos padres y les ven como el refugio al que ir cuando necesitan mimos y comprensión. Los abuelos están con ellos, por norma general, menos que los padres y se hacen cargo de momentos puntuales del niño como llevarle al parque, a la guardería o colegio o darle la merienda. Cada ocasión que comparten añade fuerza y confianza a su relación.

En padres primerizos los abuelos son un puente hacia al niño y hacia su cuidado. Significan un soporte emocional para él. En estos casos los abuelos pueden asesorar y dar algunas recomendaciones cuando los padres tengan dudas. El niño requiere muchos cuidados y el conocimiento entre padres e hijo necesita tiempo hasta que encajen a la perfección.

Los abuelos son el pilar familiar. Gracias a sus anécdotas explican su historia al niño y permiten revivir momentos pasados. Su intención es siempre la de mantener a la familia unida y ayudarse en todo momento. El sentimiento de manada, lealtad, protección y amor es muy estable y férreo. Quieren educar en la generosidad y que el niño lo interiorice.

Los abuelos también educan

Los abuelos no solo consienten al niño ni resultan solamente un soporte económico para ayudar a la familia ante determinadas necesidades, sino también a nivel emocional. Los abuelos pasan tiempo con los nietos y les ayudan a descubrir, aprender, jugar…, y a vivir libres. Los abuelos, con mucho gusto y pasión, se involucran en el cuidado de los niños, sin apenas reproches y, a pesar de ello, deben lidiar con algunos comentarios reprendiendo actitudes por parte de los padres.

Es importante no olvidar agradecer la labor de los abuelos. Llegan a ser para los nietos el soporte emocional que necesitan a esa edad. Probablemente no lleven a rajatabla las directrices de los padres, pero no tienen obligación alguna de cuidar a los niños. Por lo tanto, también hay que dejarles libertad para decidir y actuar. Los abuelos les dan todo lo que pueden, les dan amor incondicional y les educan dentro de sus posibilidades.

Si existe comunicación en la familia todo fluirá convenientemente para el bienestar del menor. El niño necesita y quiere tiempo con sus abuelos, desconectar y estar con personas que pueden aportarle otro punto de vista de la vida, contarle historias pasadas y explicarle cómo eran sus padres a su edad, algo que le hará conocerles más desde un ángulo menos riguroso.

Los nietos ayudan y enseñan

No solo los nietos se nutren de las acciones de sus abuelos. Estos últimos rejuvenecen y son felices cada vez que pasan tiempo con los niños. Bien es cierto que todo depende de la edad de los niños y los abuelos y el tiempo entre ellos. No obstante, el afecto mutuo es sincero y crece desinteresadamente. Los abuelos se van convirtiendo en el soporte emocional que el niño necesita para mostrarse tal cual es.

No hay dobleces en la relación y la confianza de los padres en los abuelos es máxima y necesaria para dejarles el tiempo que ellos no puedan estar. Los abuelos son entrañables y se dejan mimar. En ocasiones pasan algún momento más duro, enfermedad o estado anímico más delicado y los niños logran enseñarles el sentido menos crudo de la vida, la alegría ante cosas antes imperceptibles por ellos, la ilusión por cada nuevo día.

Los abuelos y los nietos se divierten mutuamente con las más insignificantes tareas. Disfrutan de la compañía mutua sin esperar cosas grandiosas. Una gominola, una tarde en el parque, cocinar galletas, un refrán o pasear al perro se convierten en actividades que les aportan libertad y paz a ambos.

El amor incondicional y desinteresado de los abuelos

Los abuelos que pasan tiempo con sus nietos les enseñan canciones y les dan licencia para ser y para expresarse. Los abuelos suelen estar menos estresados y, por lo tanto, muestran más paciencia con los niños. Su ritmo de vida puede ser menos intenso que el de los padres, con lo que la comunicación es más fluida y llegan a convertirse en verdaderos aliados de los niños.

El cariño y dedicación de un abuelo por su nieto se demuestra en cada acto. Los abuelos están siempre en los peores momentos, son el soporte emocional cuando el niño tiene una crisis o desapego con alguno de sus progenitores. La base afectiva que les proporcionan es innegable e indispensable.

El niño necesita socializar y descubrir el mundo rodeado de otras personas, con el apoyo inquebrantable de sus padres. Con los abuelos no sentirá la presión que puede vivir con sus padres y esto le ayudará a no tener la sensación de perfección ante ciertas tareas. Los abuelos demuestran cada día que aceptan a los niños con sus defectos y que eso les hace inmejorables. Los abuelos no esperan nada de ellos ni al contrario y eso causa que la relación entre ambos no sufra daños.

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