La escasez de agua complica la seguridad alimentaria de más de 1.000 millones de personas

Redacción | 26/11/2020

Plantación de maíz en Zimbabue / CONTACTOPHOTO

La falta de agua afecta a zonas agrícolas de todo el mundo donde viven más de 3.000 millones de personas, de las cuales unos 1.200 millones residen en áreas que sufren graves carencias que complican en última instancia su capacidad para producir y alimentarse, según un informe de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

'El estado mundial de la agricultura y la alimentación' que elabora cada año la FAO pone en foco en esta ocasión en la variable del agua, clave en opinión de la agencia para avanzar en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Los recursos acuíferos por persona han disminuido más de un 20 por ciento a nivel mundial en las últimas dos décadas.

La agricultura está considerada como el sector que más agua consume --ronda el 70 por ciento--, por lo que los expertos coinciden en que es necesario hacer más con menos. No en vano, el informe cifra en unos 1.200 millones las personas que viven en zonas donde las dificultades para la obtención de agua complican la actividad agrícola, un 44 por ciento de ellas en áreas rurales y el resto en pequeños núcleos urbanos.

Asia está considerado en términos brutos como el continente más afectado, especialmente en su zona sur. En el África subhariana, alrededor del 5 por ciento de la población, unos 50 millones de personas, viven en zonas donde las sequías suelen tener impactos catastróficos en plantaciones y ganadería aproximadamente cada tres años.

CUANDO LA LLUVIA NO LLEGA

La agricultura de temporada, que depende básicamente del agua de lluvia, representa alrededor del 80 por ciento de la superficie mundial dedicada al cultivo y un 60 por ciento de la producción. En su informe, la FAO estima que el 11 por ciento de estos cultivos, que comprenden 128 millones de héctareas, sufren sequías frecuentes, mientras que más del 60 por ciento de las tierras de regadío (171 millones de héctareas) y un 14 por ciento de las tierras de pastoreo (656 millones de hectáreas) carecen de todo el agua que necesitan.

La organización ha apelado a la inversión en todas estas áreas y a su conservación, al tiempo que ha planteado la necesidad de dotarlas de sistemas de riego que permitan un ligero alivio frente a inclemencias meteorológicas. También ha apostado por cultivos resistentes y por una mejora de la gestión del agua que garantice un acceso sostenible y equitativo para todos, teniendo en cuenta que las pequeñas plantaciones pueden ser más eficaces que los grandes latifundios.

El director general de la FAO, Qu Dongyu, ha subrayado en un comunicado la necesidad de enviar un "fuerte mensaje" a la comunidad internacional, para que entienda que combatir "inmediatamente" la escasez de agua en la agricultura es indispensable si se quieren "tomar en serio" los compromisos recogidos en los ODS. El informe apunta que el hambre cero en 2030 "aún es posible".

La FAO incide en su documento en que el agua también "debería ser reconocida como un bien económico", que por tanto "tiene un valor y un precio", con vistas a dejar de asumir que se trata de un recurso gratuito y entender que es necesario un uso inteligente, apostando por supervisar el correcto suministro, garantizar el acceso equilibrado de todos y promover su conservación.

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