Un conductor tras intentar un atropello múltiple: "Estoy hasta los cojones de los peatones y les doy un poco de caña"

"Estoy hasta los cojones de los peatones así que les doy un poco de caña para que se molesten", esas fueron las explicaciones dadas por un conductor a la Policía Local  de Palma tras intentar arrollar a varias personas que tuvieron que refugiarse en un portal para evitarlo.

Los hechos ocurrieron el pasado día 27 sobre las 20:30 horas en la calle Portella. Seis personas, tres padres y tres hijos, regresaban a sus hogares caminando por dicha calle en dos grupos: uno formado por los tres niños (de edades comprendidas entre los 10 y 13 años) y otro, a unos veinte metros por detrás, en el que estaban los padres.

En un momento determinado, los progenitores observaron como un vehículo enfilaba a toda velocidad y en dirección prohibida la calle, con el riesgo de atropellar a los pequeños a los que gritaron para que se escondieran en un portal.

Tras ello, fueron los padres los que se refugiaron en otro portal mientras el vehículo les rebasaba a toda velocidad.

Sin embargo, el coche se detuvo y dio marcha atrás hasta empotrarse contra el muro lateral del portal, reiniciando de nuevo la marcha e introduciéndose en el aparcamiento de un inmueble de la calle.

Los padres avisaron a la Policía Local para denunciar los hechos. A los pocos minutos acudieron varios agentes que lograron dar con el conductor que, al abrirles la puerta, les explicó que si notaban que iba bebido era porque acababa de llegar a casa y se había tomado un par de copas.

Preguntado sobre lo ocurrido, reconoció los hechos y les dijo a los agentes: "Estoy hasta los cojones de los peatones que me molestan al intentar aparcar y sí, les doy un poco de caña para que se molesten".

El hombre, Ignacio José J.C. de 42 años, acabó siendo detenido por un delito, entre otros, de coacciones, por lo que fue trasladado hasta la sede de la Policía Local donde se identificó como propietario de un hotel (extremo que parece ser falso) y llegó a ofrecer un millón de euros al agente que levantaba el atestado si este  lo cambiaba. También se pudo comprobar que tenía retirado el carné de conducir.