“No hice caso a la sangre. La adrenalina me mantuvo en pie. Si caía, o las mataban a ellas o me mataban a mí”

Alba González | 13/07/2017

Terrible agresión la que nos cuenta en primera persona un vecino animalista del municipio de Llucmajor. Acudió, el pasado día 4 de julio, a una parcela de la zona para comprobar el estado de un caballo que se encontraba allí bajo el sol. Algunos compañeros le habían avisado de que el animal podría estar sufriendo una situación de abandono. Al llegar, y desde el exterior de la finca, pudieron comprobar que el caballo estaba en buen estado; pero se habían metido en la boca del lobo. Minutos después, estalló la brutal agresión.

¿Qué ocurrió?

Una vez comprobado que el caballo se encontraba en buenas condiciones volvimos a los vehículos. Nos paramos a maniobrar en el vado de entrada de una casa para dar la vuelta y salir; cuando de repente, un coche nos cerró la salida. Un hombre salió gritando “¿Qué haces aquí hijo de puta?” y directamente se acercó con una barra de hierro a la puerta del conductor. Comenzó a pegar patadas. Salí del coche como pude y traté de parar los golpes. El tercero me dio en la cabeza y caí al suelo.

¿Agredieron también a tus compañeros?

Iban a por todos. De hecho, uno de ellos nos amenazaba con un bloque de hormigón. Intentaron rematarme en el suelo. Me pegaban y me pegaban, hasta que conseguí levantarme. Veía que iban a por mis acompañantes y traté de protegerlas. Proferían amenazas de muerte. Sabía que estaba sangrando, pero no hice caso a la sangre. La adrenalina me mantuvo en pie. Si caía, o las mataban a ellas o me mataban a mí.

¿Pudisteis dar algún aviso?

Traté de ponerme en medio para que no les hicieran nada y una de ellas, logró llamar por teléfono a emergencias. Tardaron en llegar. Recibí golpes, bofetadas, empujones, rodillazos, de todo. Cuando llegaron los agentes aquello parecía una batalla campal, incluso se encararon con ellos. Hubo mucha tensión hasta que uno de los agentes de la Guardia Civil colocó la mano sobre su arma y se puso firme. Logró que se calmaran los ánimos y controló la situación.

Y te empezaste a dar cuenta de que estabas herido de gravedad…

Sí, aunque me negué a llamar a la ambulancia; no quería dejar el coche allí y tener que volver más tarde a buscarlo al lado de mis agresores. Me acompañaron al PAC y allí me pusieron dieciséis puntos en la cabeza. Tras esa primera cura, una amiga me acompañó a Son Llatzer.

¿Denunciaste la situación?

Sí. En el cuartel de la Guardia Civil esa misma noche. Y cual fue mi sorpresa cuando a la una de la madrugada me dicen que se celebrará un juicio rápido al día siguiente. Me citan a las 10:20 en Vía Alemania. Al llegar allí, vimos a todo el clan. Nos miraban amenazantes y nos produjo mucha tensión. Resulta que al final no era un juicio rápido sino la toma de declaración. Pasamos a la sala y le contamos lo ocurrido al Juez Castro, que estaba de guardia.

¿Admitieron los agresores su papel?

Para nada. De hecho su versión es que nosotros fuimos a agredirles. Se trata de un clan de etnia gitana que ya ha causado varios problemas en la zona. Nosotros no les conocíamos. Ellos intentaron hacer creer al juez que sí.

¿Estás preocupado?

Después de lo vivido, por mi ya no. Pero si me preocupan los míos. Mi entorno está asustado. Nunca sabes qué te puede pasar. Me han concedido una orden de alejamiento a 500 metros. Ahora esperamos que la denuncia siga adelante y se produzca una investigación. Afortunadamente pude grabarlo todo con mi teléfono móvil. Querían llevárselo y lo golpearon; pero lo recuperé. La grabación se ha dañado pero he podido sacar varias capturas. Espero que esta agresión no queda impune. No puedo hacer otra cosa que agradecer la actuación de la Guardia Civil de Llucmajor, su actuación fue maravillosa. No sé qué hubiera podido ocurrir si no hubieran llegado.

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